Una de espías

 

Dice Carlos Boyero que envidia a Guillermo Altares y muchos les envidiamos a los dos. Al primero, por poder dedicar su vida a ver películas y contarlas; al segundo, por haber pasado cinco horas con John Le Carré, ese hombre cuyo pensamiento es el territorio que todo amante de los libros de espías desearía conquistar.

 

A los 78 años, en una entrevista muy bien aprovechada sobre el bien y el mal, el autor que enterró el maniqueísmo de la novela negra regala frases de una simpleza tan difícil como ésta:

 

 

[…] los lectores se identifican con la historia porque la mayoría de la gente quiere tomar el camino decente. Y el problema es cómo tomar la opción decente en una situación compleja.

 

 

Porque al final, todo se reduce a la pregunta sobre la bondad (la valentía) que Woody Allen/Ike hace a sus amigos en Manhattan:

 

 

Ike (off): El talento es cosa de suerte. Psé. Yo creo que lo importante en la vida es el valor.

Emily sonríe.

Emily (risita): Ya llevan veinte años con esta discusión.

Ike: Escucha, te lo explicaré con un ejemplo. Si nosotros cuatro (se pasa la lengua por los labios) volvemos a casa paseando por el puente, y una persona se estuviera ahogando, ¿Tendriamos valor, trendría alguno de nosotros valor para tirarse al agua helada y salvarla de la muerte?

Yale: ¿Para tirarse al agua y salvar a una persona que se ahoga?

Ike: Mira, es que… es que… es una pregunta crucial, ¿sabes? Yo, claro, yo, como no sé nadar, no tendría que plantearme el problema.

 

 

Altamente recomendables: