El síndrome de China

 

Desde que leí el artículo «As jobs go global, U.S. workers pay» he pensado mucho en él, porque refleja con sencillez uno de los grandes problemas de fondo relacionados con China. Y anoche el gran experto @Nouriel auguraba en Twitter que este país será con toda seguridad primera economía mundial entre 2020 y 2030.

«As jobs go global…» se deriva de un trabajo académico que los economistas D. H. Autor, D. Dorn y G. H . Hanson presentaron en el verano de 2011 y que ha sido bastante debatido en Estados Unidos. Se llama «El síndrome de China«, como la película de 1979 del mismo nombre protagonizada por Jack Lemmon. En esa película se juega con la peor situación posible tras un accidente en una planta nuclear: fusión de sus reactores y filtración vertical de componentes radioactivos en la Tierra hasta llegar «al otro extremo del planeta» (que en Estados Unidos se considera metafóricamente China).

La obra de Autor, Dorn y Hanson refleja una ironía: la globalización, ese principio defendido por los internacionalistas más progresistas, conlleva necesariamente un empeoramiento de las condiciones de los trabajadores ubicados en zonas abiertas a la competencia directa con países comercialmente tan agresivos como China. Y ya han reconocido la validez de esta tesis pensadores conservadores y también nada conservadores, como J. Stiglitz.

¿Empeoran nuestras condiciones laborales por haber entrado en un bucle de competencia inhumana con países donde no se respetan los derechos humanos? ¿Qué hacer en ese caso?

 


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