Un alto nivel cultural de la sociedad es condición para una democracia fuerte. Por eso, cuando alguien dice ser un defensor de la democracia, pero al mismo tiempo recorta los gastos en educación, ciencia y cultura, nos encontramos ante un absurdo que en lógica recibe el nombre de contradictio in adiecto, una contradicción en sí misma. Más aún, la ciencia y la cultura seguirán adquiriendo importancia, porque con el desarrollo general aumentará también la dependencia del hombre – y la calidad de su civilización- de la técnica, y por tanto también del estado de la ciencia y de las posibilidades intelectuales de la sociedad. Los criterios conforme a los cuales dividimos hoy a las sociedades en desarrolladas y subdesarrolladas ya no son las cantidades de acero producidas, sino el número de estudiantes y universidades.
[Kapuscinski, Ryszard: «Cómo veo el mundo»].
Feliz inicio de curso escolar.